sábado, 2 de octubre de 2010

ARISTÓTELES

1.    CONTEXTO HISTÓRICO-FILOSÓFICO

A partir de la guerra del Peloponeso se inicia la decadencia de la ciudad-estado griega como consecuencia de una crisis social-económica que vino acompañada también por una profunda crisis de valores: El desarrollo del individualismo, debido a la preocupación por la prosperidad individual, hizo perder el respeto a las leyes no escritas que eran la base del comportamiento social de los griegos así como el sentimiento del “deber de ciudadano” y fue surgiendo un concepto nuevo y de mayor alcance el cosmopolitismo. Mientras ocurría esto Macedonia comenzaba su predominio dominando Grecia, hasta convertirse en el gran Imperio Macedónico en manos de Alejandro Magno (de cuya educación se encargaría Aristóteles).
→ En este contexto histórico-social  se desarrolla la filosofía de Aristóteles. Nace en el 384 a. C. en Estagira. Su padre fue médico hecho que influirá  en el carácter empírico de su filosofía. A los 17 años es enviado a Atenas a estudiar en la Academia de Platón, donde permanecerá hasta la muerte de éste. Sale de Atenas y a su regreso fundará su propia escuela, “el Liceo”, la cual contaba con el apoyo económico de Macedonia. Al morir Alejandro, Aristóteles resulta “sospechoso” y huye de Atenas[1].
La obra de Aristóteles abarca una amplitud tal de temas que podemos considerarla enciclopédica[2]. El enfoque empírico de su filosofía supone una novedad y un claro alejamiento del método platónico de hacer filosofía. El pensamiento de Aristóteles busca solucionar los problemas reales desde la realidad misma. No en vano fue el fundador de la biología pero sin renunciar por ello a un pensamiento formal, pues es también padre de la lógica. La biología y el estudio de la naturaleza aparecen en toda su obra. A este nivel, la importancia filosófica e histórica de Aristóteles es enorme[3]. Pero también lo es en Física, Metafísica, Ética y Política.
Aristóteles se enfrenta críticamente con las opiniones de sus predecesores (superará las aporías de los presocráticos en el tema de la physis). Su filosofía parte del platonismo pero pronto marca distancias con respecto a éste, para terminar adoptando una postura crítica frente a la filosofía de Platón.
Su desacuerdo con Platón afecta en primer lugar a la teoría de las ideas: Critica la duplicación innecesaria del mundo. Para Aristóteles las cosas sensibles constituyen la verdadera  realidad; Si las ideas constituyen la esencia de las cosas es imposible que estén separadas de las cosas de las cuales son sus esencias; Platón se equivoca al afirmar que las ideas por sí solas son las causas del existir y del devenir de los seres, han de ser empujados por otra causa. También critica que Platón sólo acepta las ideas positivas: si existe lo positivo es porque existe lo negativo, ya que  sino el mundo de las ideas no sería perfecto[4].
 En segundo lugar  su crítica afecta a la teoría del conocimiento, pues admite la validez del conocimiento sensible como punto de partida del verdadero conocimiento (empirismo). Propone otra forma de explicar la formación de los conceptos sin recurrir al mundo de las ideas, otra forma de explicar el mundo sensible.
Esta discrepancia se debe en gran medida a sus estudios empíricos en el terreno de la biología. Para Platón estos estudios habrían pertenecido a la esfera de la opinión y no a la de la Ciencia.  La importancia concedida por Aristóteles a la investigación empírica presupone el rechazo de la dialéctica platónica como grado supremo de conocimiento y ciencia de la “verdadera realidad”, sustituyéndola por un nuevo instrumento de conocimiento que es la lógica.
Aristóteles rechaza el intelectualismo moral que, por la influencia socrática, aparece en los primeros diálogos platónicos. Conocer el bien no es suficiente para hacer el bien. A la inteligencia debe unírsele la voluntad, uno de los conceptos claves de la filosofía moral aristotélica. No todo aquel que conoce el bien, intenta llevarlo a la práctica. Es preciso, además, querer hacer el bien. Sin el concurso de la voluntad, no se puede hablar de un hombre virtuoso.  Cuando Sócrates defendía que nadie hace el mal conscientemente, y que el mal tiene su origen en la ignorancia, era demasiado optimista. Para Aristóteles, hay quien hace el mal conscientemente, sabiendo que hace el mal. Aristóteles critica el excesivo idealismo platónico en la ética: conocer la idea de bien no es garantía del comportamiento moral del hombre. Aunque las virtudes intelectuales pueden adquirirse por medio de la instrucción, las morales precisan del ejercicio, de la práctica.
Tampoco acepta la concepción  platónica del bien (una idea, existente en un mundo separado y absoluto, alcanzable sobre todo a través del conocimiento). Para Aristóteles el bien es el télos, el fin inherente a todo ser y es inconcebible que el bien de una cosa esté separado de la misma.
El realismo aristotélico frente al idealismo platónico, se dejará notar también en política, donde la teoría de Aristóteles es mucho más pragmática que la platónica (la política, posibilita la felicidad del individuo, que es el objetivo último de la ética →conexión ética y política) pero también en metafísica y teoría de conocimiento, convirtiéndose en dos nervios centrales que recorren el pensamiento de ambos filósofos. El realista Aristóteles, frente a al idealista Platón.
→ Para terminar,  no podemos olvidar la influencia del pensamiento aristotélico en la Filosofía posterior: sus ideas desaparecieron para Occidente años después de su muerte. Debido al espiritualismo que caracterizó al pensamiento medieval, las doctrinas de Platón gozaron de preeminencia hasta el siglo XII. Afortunadamente su filosofía fue conservada y llegó de nuevo a Occidente a través de la cultura árabe, especialmente a través de Avicena y Averroes. Su importancia filosófica a partir del siglo XIII está fuera de toda duda, aunque, a la vez, se dio una orientación a su filosofía que quizás va más allá de los planteamientos originales del propio Aristóteles. El creciente interés por la naturaleza mostrado por el pensamiento cristiano en la Baja Edad Media hizo posible que la obra de Aristóteles fuese estudiada. Roger Bacon y Alberto Magno reivindicaron el pensamiento de este filósofo, y Santo Tomás de Aquino lo transformó en la base de la teología cristiana. Posteriormente, Francis Bacon y Galileo quebrantaron la autoridad aristotélica. Sin embargo, los escritos del filósofo griego continuaron ejerciendo influencia sobre diversas corrientes de pensamiento modernas como el neoescolasticismo, el conductismo y el dinamismo de Bergson, entre otras. Y en la actualidad sus ideas siguen siendo una referencia obligada en campos como la ética y la política.



2. FISICA Y METAFÍSICA: LAS CAUSAS EL SER Y SUS SIGNIFICADOS. LA SUSTANCIA. ACTO Y POTENCIA

2.1 METAFÍSICA O FILOSOFÍA PRIMERA:    CIENCIA GENERAL DEL SER

Es sin duda alguna, la obra más importante de la filosofía de Aristóteles. Son 14 libros. El nombre no se debe a él, sino a  Andrónico de Rodas (s.I a.C). Él habla de Filosofía Primera o Sabiduría. No es una obra sistemática; no está elaborada según un plan inicial unitario, es una agrupación de libros correspondientes a diferentes momentos de la evolución intelectual del autor. Su contenido visto en conjunto, tiene un carácter discontinuo y a veces desconcertante. Su objeto de estudio va a ser el análisis del ser, el ser en cuanto tal, es decir, los aspectos del ser que son comunes a todos los seres. Es una teoría de las causas y principios del ser, de lo que hace que las cosas sean.

2.1.1  El concepto de ser
Aristóteles llama ser a aquello que existe, lo que es”. Ser se dice de muchas cosas, se le puede dar muchos matices: “Algo es o tiene ser cuando existe, pero las maneras de existir son diferentes”. Distingue: 1. Seres reales: existen fuera de nuestro pensamiento (las sustancias); 2. Seres de razón: existen sólo en nuestro pensamiento; 3 Seres con fundamento real: existen en nuestra mente pero los elaboramos a  partir de la realidad (los números).

2.1.2. Modos de ser
Aristóteles va a analizar el ser real que se presenta de diferentes maneras o categorías y dirá que todo lo que existe es o sustancia o cosas que afectan a la sustancia, los accidentes:
*      La sustancia
Sustancia Primera: es el ente, las cosas materiales, físicas y concretas (Pedro).
Sustancia Segunda: la esencia de cada cosa, que es lo que se expresa en su definición (“hombre”). Es decir, cuando queremos explicar por ejemplo el ser de Pedro, lo podemos explicar desde la particularidad (Pedro) o desde su universalidad (el hombre).
*      Los accidentes.
Analizando la sustancia encontramos en ella cualidades, propiedades que no son necesarias.  Éstas aportan determinados aspectos a la sustancia,  pero su desaparición no modifica esencialmente la cosa individual.
Cuadro de texto: Sustancia 1ª  =  Sustancia 2ª + Accidentes
   Ente                   Esencia 
(Pedro)                (Hombre)       (rubio, viejo)(Ejemplo: Pedro es rubio,  pero si se tiñe el pelo sigue siendo Pedro). Los accidentes no pueden existir en sí mismos, necesitan de la sustancia para existir[5].



2.1.3. Teoría hilemórfica (composición de la sustancia)
Es su teoría fundamental del ser, el cual está compuesto de materia (hilé) y forma (morfé)
No son propiamente realidades separadas sino aspectos que nuestra mente es capaz de distinguir en las cosas.
La materia
Materia 1ª: sustrato básico constitutivo de todas las cosas. Algo indeterminado que recibe la determinación de la forma. No es perceptible por los sentidos (“la materia”).
Materia 2ª: perceptible por los sentidos (plastilina) materia con forma determinada, antes de recibir una nueva forma. 
La forma
Determina la materia, corresponde a la esencia. No existe fuera de la materia sino en ella (contrario a Platón, para quien la esencia estaba en el mundo inteligible).
En la sustancia 1ª (Pedro), materia y forma se dan unidas, sólo se separan por el entendimiento (lo separamos a nivel intelectual, en el análisis).
La forma es común a los individuos de una misma especie (hombre), lo que nos distingue es la materia 2ª.

2.2  FÍSICA  O FILOSOFÍA SEGUNDA:   ANÁLISIS DEL MOVIMIENTO

*      Esto que hemos visto hasta ahora, en relación a la materia y la forma, se refiere a
la sustancia vista desde su aspecto estático. Pero para Aristóteles la sustancia es  fundamentalmente dinámica. En realidad lo que pretende Aristóteles con su distinción entre materia y forma (teoría hilemórfica), es dar solución al problema del movimiento planteado en la filosofía griega desde sus comienzos. La respuesta se dará tanto en Metafísica como en Física (VIII Libros). En esta última explica el movimiento como algo que le ocurre al ser sensible, real, ya que  en él no todo es estable ni todo está en continuo movimiento o cambio (contra Parménides y Heráclito).

2.2.1 Concepto de cambio. Principios. Clases
Define el movimiento como el paso de la potencia al acto: “El acto de un ente en potencia en cuanto que está en potencia”. La potencia es la capacidad  que tiene el ser  de llegar a ser otra cosa, de ser de
otra manera. Cuando se está en potencia hay movimiento, cuando se está en acto no hay movimiento (algo permanece).
 Ser en acto significa lo que es un ser de hecho, aquí y ahora (“esta semilla” es un ser en acto); Ser en potencia significa la capacidad de llegar a ser algo que todavía no se es, pero que puede ser (“una semilla es un árbol en potencia”, puede llegar a ser un árbol). Además, el ser sensible nunca podrá  estar en potencia y acto con respecto a la misma cosa (la semilla esta en acto con respecto a ser una semilla pero en potencia de ser un árbol; Siempre hay algo que permanece porque siempre se ésta en acto con respecto a algo, pero también movimiento porque estamos en potencia con respecto a otra cosa). El cambio consiste en la realización o  actualización de aquello que existe en potencia.
Según Aristóteles para que se produzca el cambio o movimiento son necesarios tres principios:
*      Principios del cambio:
La materia o sustrato, que es aquello que permanece en el cambio; como el sujeto al que le afectan los cambios, factor común, lo que hay antes y después.
La privación[6], de una forma que es lo que no se tiene todavía, pero que se puede adquirir en el cambio.
La forma que se adquiere, una vez perdida la que se poseía anteriormente.

*      Hay dos tipos de cambio:
Cambio sustancial: Cambia la esencia de un ser, pasa a ser otra cosa (generación o nacimiento y corrupción o muerte).
Cambio accidental: Lo que cambia son propiedades secundarias del ser (lo engloba en cambio cualitativo, cuantitativo y de lugar).

2.2.2 Teoría de las causas:
Aristóteles sigue analizando los seres naturales en su aspecto dinámico. Y su conocimiento  requiere adentrarse en sus causas.
Causa: El principio del cual algo procede. Tomando como modelo el proceso de producción humana, entiende que para explicar todo lo existente es necesario recurrir a cuatro causas o principios.
Causa material: aquello de lo que algo está hecho (mármol).
Causa formal: aquello que hace que una cosa sea tal cosa y no otra. La esencia o forma. Esta causa no solo determina sino que además nos permite definir lo que una cosa es (forma que el escultor de a esa pieza).
Causa eficiente: es el agente o productor de la cosa (escultor).
Causa final: aquello que mueve al agente a actuar; el fin por el que se hace algo (prestigio)[7].
Aristóteles da mucha importancia a la causa final, tanto que afirma que la naturaleza entera se comporta teleológicamente, es decir, la naturaleza tiene una finalidad inmanente: todos los seres tienden a realizar su fin, la realización más perfecta posible de la forma que le es propia, de su esencia.

3.    EL ALMA Y EL CONOCIMIENTO
El alma
En su Física, Aristóteles incluye un tratado titulado “Sobre el alma” que representa su concepción más madura acerca de la naturaleza de ésta y su relación con el cuerpo.
*      Entiende el alma como un principio de vida y como tal no es exclusiva del ser
humano, sino atributo de la naturaleza animada[8]. Distingue  tres tipos de alma:
1. Vegetativa: Propia de las plantas, éstas poseen la función nutritiva que comprende la asimilación y reproducción. En el resto de seres vivos estas funciones están asumidas por los otros tipos de alma.
2. Sensitiva: Propia de los animales, supone un orden más alto en la jerarquía de los vivientes. Tienen percepciones sensibles, deseos y movimiento local.
3. Racional: A veces Aristóteles la llama entendimiento. Ésta asume las funciones vegetativas y sensitivas, y además hace posible el pensamiento científico o conocimiento teórico, que busca la verdad en sí, y el pensamiento práctico, conocimiento que busca la verdad con miras al comportamiento práctico.
*      El ser humano es un ser natural más, hasta el punto de que en su explicación
también utiliza la teoría hilemórfica: el ser humano es un compuesto de materia (cuerpo) y forma (alma). En el hombre, esa forma, ese principio de vida que le hace ser lo que es, es la vida racional porque lo que le caracteriza es ser inteligente. Y lo mismo que la materia y la forma son inseparables, el cuerpo y el alma también lo son. Por lo tanto forman una unión sustancial: El cuerpo es la materia que posee la vida en potencia o que posee capacidad de vida; el alma es la actualización  de esa potencia y fin, pues el fin de la materia es la actualización de la forma El alma, forma y acto del cuerpo, se halla indisolublemente unida a éste que es el elemento material y potencia.
Vemos como Aristóteles mantiene la concepción platónica del hombre como compuesto de cuerpo y alma. Pero en su explicación difiere de Platón (unión accidental) ya que al aplicar su teoría hilemórfica al hombre lo presenta como una unidad sustancial, un ser individual.
El conocimiento
Aristóteles en su teoría del conocimiento quiere demostrar que hay una unidad en el hombre. Todo lo que conocemos en la inteligencia, ha sido conocido por los sentidos. Explica el conocimiento como un proceso de transformación de los datos que conocemos a través de los sentidos. El conocimiento arranca siempre de una percepción sensible; si falla el sentido, falla el conocimiento (Un ciego no conoce los colores, ni un sordo los sonidos). Y, ¿Cómo tiene lugar la captación del universal?
El punto de partida es lo sensible. La multiplicidad de las sensaciones proceden de los sentidos (propios: vista…) los cuales son coordinados  y reciben una  primera unificación en el sentido común (los conserva en forma de imágenes); de aquí, la imaginación (reproducción de los objetos percibidos anteriormente, en ausencia de los mismos) presenta sus imágenes  al entendimiento paciente, el cual las recibe y el entendimiento agente hace aparecer los conceptos universales: elabora los conceptos porque es capaz de separar las cualidades esenciales de los accidentes y sólo se queda con la esencia (esto último es la abstracción).

4.    ÉTICA Y POLÍTICA 
Ética y política son para Aristóteles aspectos inseparables de una misma realidad. El hombre es un animal político, es social por naturaleza y necesita vivir en sociedad para desarrollarse moralmente, para llevar una vida virtuosa y ser feliz. Para Aristóteles Ética y Política son dos ciencias prácticas que se ocupan de las acciones humanas. En la Ética[9] parte del análisis de la naturaleza humana y en la Política del análisis de regímenes políticos concretos.
ÉTICA
*      Ética teleológica
Lo primero que hay que decir para caracterizar la ética aristotélica es que es teleológica: Es una ética de fines, donde la felicidad será considerada el fin último del ser humano (felicidad=bien supremo). Hay que destacar aquí, la importancia de las obras biológicas de Aristóteles, de donde con toda probabilidad, procede el concepto de fin (fin=bien): de la misma forma (por poner un ejemplo) que el fin de la semilla de un manzano es llegar a ser manzano, el hombre tendría como fin llegar a ser feliz. El fin del hombre no puede ser otro que el de ser feliz, alcanzar una vida buena. Cualquier otro fin no puede sino ser instrumental: siempre cabe preguntar el para qué del dinero o del placer. Frente a esto, la felicidad es el único fin último del ser humano, el único fin autárquico (autónomo), que se basta a sí mismo. Por eso, la Ética a Nicómaco se convertirá, en cierto modo, en una profunda investigación sobre la felicidad humana. Una de las grandes preguntas de esta obra será por tanto: ¿Qué es la felicidad?
*      La felicidad
Según Aristóteles casi todos están de acuerdo en que la felicidad es el fin último del ser humano, pero no todos piensan que el contenido de la felicidad sea el mismo. Aristóteles nos presenta, al menos, 3 modelos:
    1.        Los que piensan que la felicidad está en el placer, la riqueza o los honores.
    2.        Aquellos que argumentan que la felicidad consiste en la satisfacción de una carencia personal: así, la felicidad sería la salud para el enfermo, la riqueza para el pobre, la cultura para el ignorante…
    3.        Los que no están de acuerdo con ninguna de las anteriores, y creen que, si las anteriores son positivas, es precisamente porque contribuyen a otro fin, a otro bien que hace que los anteriores sean buenos.
Evidentemente, Aristóteles se identificará con la tercera opción, que, desde su punto de vista, es la única autárquica. Los placeres y las riquezas son accidentales en nuestra vida: tan pronto aparecen como desaparecen. La felicidad para Aristóteles no puede ser una sensación o un disfrute pasajero, sino, más bien, una forma de vida que será necesariamente estable y duradera. Para Aristóteles la felicidad es una tarea a realizar en toda una vida, no en momentos fugaces de la misma. Y por ello, tampoco puede ser únicamente la satisfacción de una carencia. Evidentemente el hombre feliz no puede tener carencias, pero es necesario añadir algo más para lograr ser feliz. Este algo más será, como veremos la virtud.
Así, Aristóteles nos ofrece una primera definición de felicidad: actividad del alma dirigida por la virtud. Sólo el hombre virtuoso, aquel que no sólo conoce las virtudes sino que las pone en práctica (pues la felicidad es actividad) en su vida cotidiana, puede ser feliz. La virtud se descubre así como uno de los componentes necesarios para poder decir que un hombre es feliz. El hombre virtuoso halla el placer y el honor siendo virtuoso, por lo que no necesita del placer ni del honor como algo externo. Lo único que necesita el hombre virtuoso para ser feliz es tener cubiertas las necesidades básicas, es decir, tener los bienes externos necesarios para poder ser feliz. Pero si la felicidad nos remite a la virtud, tendremos que clarificar dicho concepto.
*      La virtud
La virtud para Aristóteles es una disposición permanente del alma a obrar bien. El hombre virtuoso es aquel que está predispuesto a hacer el bien, aquel al que “le sale de suyo” obrar bien. De hecho, el propio Aristóteles elaboró una clasificación de las virtudes, distinguiendo las éticas (aquellas que perfeccionan la voluntad) y las dianoéticas (las que perfeccionan el entendimiento). Las virtudes éticas se adquieren por medio de la repetición y las dianoéticas por medio de la instrucción.
Teniendo en cuenta esta clasificación, Aristóteles nos ofrece otra definición de virtud: “modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que decidiría el hombre prudente”.
La virtud es, si nos atenemos a esta definición, una forma de elegir. Se podría decir que el hombre virtuoso es el que sabe elegir, el que toma la decisión adecuada en el momento justo. Aquí introduce Aristóteles la tesis, no siempre bien comprendida, del término medio o del justo medio. La virtud tiende siempre al medio, pero no se puede entender esto de un modo exclusivamente geométrico, sino ético, vital, experiencial. El hombre se ve a menudo obligado a elegir entre dos extremos, y el virtuoso es aquel que tiende a tomar la decisión correcta, que suele situarse, de un modo aproximativo, en un lugar intermedio. Esto no impide, por supuesto, que haya casos en los que la decisión virtuosa esté mucho más cerca de un extremo que del otro. Además de esto, llama la atención la última parte de la expresión aristotélica: “por lo que decidiría el hombre prudente”. El estudio de la felicidad nos condujo a analizar el concepto de virtud, y este ahora nos remite al de prudencia. Veamos qué es la prudencia para Aristóteles.
*      La prudencia
La definición aristotélica de la prudencia resulta un tanto problemática. Lo primero que hay que decir es que la prudencia es una virtud, y una de las más importantes. Aristóteles la entiende como un “modo de ser, racional, verdadero y práctico, respecto de lo que es bueno y malo para el hombre”. Sería prudente aquel que sabe determinar qué es bueno en cada caso, y lo sabe llevar a la práctica. El prudente combina inteligencia y deseo a partes iguales. Para Aristóteles el hombre es inteligencia deseante y deseo inteligente, de modo que ninguno de los dos pueden faltar para definir al hombre prudente. El prudente elige bien en el momento oportuno, algo que tiene que aprender necesariamente a partir de la experiencia y, por qué no decirlo, incluso del error. Pudiera parecer que Aristóteles cae en un círculo vicioso al definir los conceptos esenciales de su ética: la definición de virtud nos remite a la prudencia, y ésta a su vez a la virtud. Este aparente círculo vicioso queda resuelto si nos damos cuenta de que la ética es una disciplina práctica. Tanto la virtud como la prudencia se aprenden por medio de la experiencia, y requieren un largo ejercicio. Nadie nace siendo virtuoso, y su aprendizaje requiere largo tiempo. Llegar a formar esa “disposición permanente para obrar bien” cuesta tiempo y esfuerzo, y requiere que el individuo pueda fijarse además en otros hombres virtuosos y prudentes para imitarlos. El aprendizaje moral y ético debe tener al prudente como referencia. El ejercicio y la imitación consolidan este hábito a obrar bien en el que consiste la virtud. El que llega a ser prudente logra, por medio del ejercicio, tomar las decisiones correctas con facilidad, pues está habituado a ello.

*      Con esto podemos ya terminar de caracterizar la felicidad. Además de referirse a
esta “virtud acompañada de bienes externos”, Aristóteles distingue varios tipos de vida, y trata de determinar cuál es el que mejor se ajusta a la felicidad, tal y como la hemos venido caracterizando. Así, distingue estas formas de vida:
a) Vida activa: la de aquella persona que está comprometida con la marcha de la ciudad y que ocupa importantes cargos dentro de la misma. Aristóteles encuentra que este modelo es muy honorable, pero está sujeto a las circunstancias y vaivenes de la vida pública, de modo que alguien pueda perder súbitamente el honor y la fama conseguida a lo largo del tiempo.
b) Vida placentera: la de aquellas personas que viven centradas en el placer. Para Aristóteles no es esta una vida autárquica: los placeres proveerían una felicidad efímera, instantánea, pero no son capaces de proporcionar una felicidad duradera.
c) Vida contemplativa: la de aquella persona preocupada por el saber. No se trata sólo de un saber “libresco”, sino de una curiosidad vital, que entronca con esa admiración ante las cosas de la que hablara el propio Aristóteles o con la frase inicial de su Metafísica: “todos los hombres por naturaleza desean saber”.
Para Aristóteles, este tercer estilo de vida es superior a los anteriores, y por eso debe ser preferido. La vida teórica o contemplativa proporciona saber en sí misma, y no está tan sujeta a avatares políticos, sociales o económicos como la vida activa. Por eso, y a modo de conclusión, podríamos decir que para Aristóteles la felicidad, la vida buena, consiste en llevar una vida teórica acompañada de la virtud y de los bienes externos necesarios para tener una vida digna, lo que requiere la ciudad para su realización (ética y política inseparables).
POLÍTICA


“Política” es una de las obras de madurez del filósofo de Estagira. Asistimos en ella a un desarrollo pleno del pensamiento aristotélico alejado ya de las influencias platónicas. Por ello, la Política se caracteriza, entre otras cosas, por su carácter empírico. No pretende, como la República platónica, presentar un modelo ideal de Estado (la Idea de Estado) que sea eterno e inmutable. Al contrario,  Aristóteles realiza un estudio de la ciudad basado en la experiencia: analiza su origen y necesidad para el desarrollo de la vida humana, la división social, las distintas formas de gobierno (encontramos la primera clasificación de los regímenes de gobierno de la filosofía occidental) todo ello impregnado por un espíritu fundamentalmente realista y pragmático[10].
Aristóteles dedica también una gran parte de su Política a investigar el concepto de ciudadano, y sobre todo a responder a la pregunta de cuál es el régimen político mejor. Pues considera que lo que justifica moralmente una forma de organización política es que sirva al “bien común”.
 Relación Ética-Política
*      El primer rasgo a destacar de la política aristotélica es la relación que se establece
entre la ética y la política. Si la ética se ocupaba del fin del individuo, la política tiene como objeto el fin de la ciudad. Por ello, la ética conduce de un modo natural a la política: la felicidad del individuo tan sólo se logra en la ciudad, en la compañía de otros seres humanos. Así, el buen gobierno de la ciudad es una garantía (y casi se podría decir que una condición) para la vida feliz. ¿Acaso se podría ser feliz en una ciudad mal gobernada? parece preguntarse Aristóteles. No nos olvidemos, además, de que es la ciudad la que se encarga de educar al individuo: ¿puede una ciudad corrupta formar seres humanos virtuosos, capaces después de alcanzar la felicidad? Para Aristóteles la respuesta es claramente no. Por ello, la política sería la continuación de la ética, que quedaría subordinada a ella.
 Ciudad y  concepto de ciudadano (“animal político”)
*      Si la ética está subordinada a la política, también el individuo estará subordinado
a la ciudad. El hombre no es autárquico, sino que necesita de la ciudad para vivir. Aristóteles considera el hecho de vivir en sociedad como algo connatural al hombre subrayando la primacía de la polis por encima de otras formas de relación social como puede ser la familia o la aldea. El estado es una comunidad natural (no es fruto de la convención como decían los sofistas) es un todo del que el individuo, la familia y la aldea son solo parte. Sólo la ciudad se basta a sí misma; ella sí que puede prescindir de un individuo concreto. Mientras que el hombre no puede vivir sin la ciudad.
*      El hombre se realiza dentro de la sociedad, elemento indispensable, piensa
Aristóteles, para alcanzar la felicidad. El ser humano se desarrolla en compañía de los demás: no llegaría a ser nada sin la ciudad. Aquí hay que destacar la diferencia que hay entre el “gregarismo” (vivir en grupo) y esta sociabilidad natural de la que habla Aristóteles: el ciudadano vive por y para la ciudad, participa en los foros públicos, en la toma de decisiones común, acude a la asamblea. Este tipo de actividades son las que caracterizan al ser humano y lo separa de los animales, que pueden vivir en grupo sin “participar” del mismo. Necesitamos de los demás, y también necesitamos participar de las diferentes instituciones y actividades en las que la ciudad aparece representada, o en las que se va a decidir la evolución de la ciudad.  Solo es ciudadano[11] aquel que participa en la administración de la justicia y en el gobierno de la ciudad, participación encaminada a alcanzar el fin propio de la ciudad, que es el bien común de los ciudadanos.
 En este sentido, hay quien ha señalado que aparece una tensión entre el “animal social” o “animal político” de la Política y la vida teórica que propone Aristóteles en la Ética a Nicómaco. Cabría interpretar una solución intermedia: la vida “más feliz” sería la teórica, quizás alcanzable para los dioses. El ser humano debe conformarse con una vida feliz en  relación con otros seres humanos. Por ello, la felicidad a escala humana se alcanzaría poniendo en práctica las virtudes  y a este respecto no podemos olvidar que las virtudes se aprenden en la polis (¿dónde si no?), de manera que la vida en sociedad termina siendo una condición de posibilidad de la sabiduría: sin ciudad, vendría a decir Aristóteles, no hay sabiduría posible. Así pues, el hombre necesita de la ciudad para su supervivencia. Pero no se trata sólo de una necesidad material, económica o militar, sino que se trata incluso de una necesidad moral.
La ciudad, lugar en el que  se alcanza la vida buena
*      A partir de aquí, llegamos a otro de los rasgos distintivos de la Política aristotélica:
la ciudad se convierte en el lugar propio de la vida buena, de la felicidad.
Nadie puede ser feliz fuera de la ciudad, donde podrán llevarse muchos estilos de vida, pero ninguno auténticamente humano. El hombre se “humaniza” en la ciudad, se “hace hombre” dentro de sus muros, y por tanto es en su seno donde alcanza la felicidad, la vida plena, donde realiza su “entelequia” (esencia). Esto es coherente con los planteamientos generales de la filosofía de Aristóteles: El hombre como cualquier otro ser aspira  al pleno desarrollo de sus facultades, pero por si sólo es incapaz de lograrlo pues no es autosuficiente; por ello necesita de la polis cuyo fin será procurar la felicidad a los ciudadanos. Aquí se pone de manifiesto la concepción teleológica tanto de la política, ética y ontología.

*       También se aprecia aquí, una vez más, la relación que establece Aristóteles entre
ética y política: el fin del ser humano es la felicidad, y ésta no puede alcanzarse fuera de la ciudad. La sociabilidad natural del ser humano, lleva a Aristóteles a entender la polis como la esfera específica de la vida buena, el espacio propio de la felicidad, y por tanto el fin de la ciudad no debe ser otro más que poner las condiciones para que el hombre se realice. El individuo no puede ser feliz en una ciudad injusta, ni puede haber una ciudad justa formada por individuos que no se realicen dentro de ella.
*       Clasificación de los regímenes políticos
Aristóteles realiza la clasificación distinguiendo formas de gobierno rectas, cuyo fin es el bien común y desviadas, cuyo fin es particular:
CARACTERÍSTICAS DE LAS FORMAS POLÍTICAS EN ARISTÓTELES

Orden de
perfección
Forma de
gobierno
Fin al que
tiende
Soberano
  Regímenes
  Rectos:
  Conformes
  a la justicia




República

Monarquía

Aristocracia

Interés común

Interés común

Interés común

La mayoría

Un individuo

La minoría (élite)
Regímenes
Desviados:
despóticos




Tiranía

Oligarquía

Democracia

Interés del monarca

Interés de los ricos

Interés de los pobres

Un individuo

La minoría (ricos)

La mayoría

*      Visto todo lo anterior, estamos en disposición de preguntarnos: ¿cuál es la mejor
forma de gobierno? Como ocurría en el terreno ético, la política de Aristóteles trata de ser pragmática y realista, y se aleja de cualquier clase de simplificación. El carácter empírico y práctico impide dar un mismo modelo para todos los seres humanos. No obstante,  Aristóteles parece decantarse por la politeia (República) una mezcla de aristocracia y democracia, que evita los extremos. En ella, los derechos políticos pertenecen a las capas de población libres, de situación económica media. Para Aristóteles la clase media es un elemento estabilizador que garantiza la paz: “la ciudad debe estar constituida por elementos iguales y semejantes en el mayor grado posible, y esta condición se da especialmente en la clase media, de modo que una ciudad así será necesariamente la mejor gobernada”.
Aquí encontramos otro de los puntos en los que se conecta la ética y la política: si la virtud, en la ética, tiende al medio, es razonable pensar que el gobierno intermedio sea el mejor. Si el término medio de la virtud no era geométrico, sino “para nosotros”, también este término medio político (politeia) debe ser un gobierno “para nosotros”, a la medida de los seres humanos que serán gobernados.
En cualquier caso, recordemos que el mismo Aristóteles reconoce la necesidad de tener en cuenta las condiciones geográficas, sociales y culturales de cada pueblo, las cuales pueden hacer preferible un modelo distinto.




[1] Tres momentos en su evolución filosófica: 1. Estancia en la Academia  y adhesión a la filosofía platónica: Acepta doctrinas tales como la teoría de las ideas, reminiscencia, preexistencia del alma, etc. Comparte con su maestro los escritos en forma de diálogos.2. Salida de Atenas y primeras críticas a la filosofía de Platón, principalmente a la teoría de las ideas. Empieza a perfilar su propio sistema.3. Vuelve a Atenas donde funda el Liceo. No abandona del todo la Metafísica, pero su actitud dominante es la del observador empírico (destacan sus estudios empíricos en el campo natural).
[2] Lógica: Categorías, Primeros analíticos, Analíticos posteriores, Tópicos; Metafísica: Metafísica; Filosofía Natural, Ciencias Naturales y Psicología: Física, Sobre el Cielo, Meteorológicos, Hª de los animales, del alma; Ética y Política: Gran moral, Política (ideas sociológicas, políticas y jurídicas), Constituciones de 158 Estados; Estética, Historia y Literatura: Retórica, Poética.
[3] De él llego a afirmar Darwin: “Linneo y Cuvier son mis dioses, pero son unos niños comparados con el viejo Aristóteles” tal fue la influencia que éste ejerció sobre los biólogos y naturalistas posteriores.
[4] Argumento del tercer hombre (recurso al infinito): tendría  que existir no solamente la idea de una cosa, sino aceptar una tercera idea que explicase la semejanza entre la cosa real y su idea. Y una vez que se acepta esta idea hay que explicar esa relación con otra idea y así sucesivamente.


[5] Aristóteles enuncia nueve accidentes o “categorías”: cantidad, cualidad, tiempo, pasión, relación, acción, lugar, hábito, situación, más la sustancia, igual a diez modos de ser.

[6] Aristóteles solucionará el tema del movimiento tal y como lo habían planteado anteriormente. Coincide con sus predecesores en que del “no ser” no puede venir el “ser” (del no ser no puede hacerse nada en absoluto); tampoco puede venir el “ser” del “ser”, porque entonces no habría un llegar a ser, porque ya “es”. Aristóteles  introduce la idea de privación entre el “no-ser” nada en absoluto (de donde no puede devenir nada) y el “ser” introduce un “no-ser” que todavía no es, pero puede llegar a ser (todavía está privado de ser), es un no-ser en potencia de ser.

[7] Este análisis le llevó  “al principio de causalidad”:Todo efecto tiene su causa”. Todos los seres sensibles son efecto de algo (principio criticado por Hume en el s. XVIII).
[8] La teoría aristotélica del alma representa así una especie de animismo biológico, ya que reconoce, en todos los niveles de vida, unos principios vitales distintos de los cuerpos, que son las almas.
[9] Aristóteles tiene tres tratados de ética. “Ética a Eudemo”, “Ética a Nicómaco”, “Gran Moral”.

[10] En la elaboración de su teoría política parte del análisis de 158 constituciones escritas que recogían otras tantas formas de organización política concretas. A partir de ahí tratará de encontrar soluciones a los problemas planteados en la “polis griega.
[11] Las polis griegas están jerarquizadas en clases sociales cerradas, de las que no es fácil salir. En tiempos de Aristóteles había, fundamentalmente, ciudadanos, extranjeros y esclavos, siendo sus derechos bien distintos.